La espititualidad como fuente de sanación y de apoyo interior


PUBLICADO EL 3 de julio de 2018
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Uno de los aspectos que más nos cuesta comprender a los seres humanos, es por qué hay personas que buscan confiar no sólo en sí mismas, sino también en un trascendente a quien encomendarse, pedirle o agradecer. Y es porque el ser humano instintivamente se da cuenta que no es pura materialidad sino también es espíritu. A partir, de ese espíritu personal que busca conectarse con una entidad superior, universal y colectiva, al que denomina de diferentes maneras según sea su manera de creer.

 

Aquellas personas que son capaces de reconocerse necesitadas de esta presencia, que comparten con él su peregrinar y hacen de ello una experiencia de cercanía, se observa una disposición positiva a enfrentar sus problemas, los que sin duda no sólo son compartidos en términos terrenales a sus seres queridos sino también, son compartidos en sus oraciones con su trascendencia, se disponen en ser seguros de si mismos, pues confían tanto en sus actos y habilidades como en los de quienes lo acompañan en sus oraciones, se disponen en ser más tolerantes con el prójimo, puesto que comprenden que su sufrimiento y dolencia puede ser compartida por muchos otros, y buscan relacionarse desde valores universales como son la verdad, la honestidad, la justicia, el respeto por citar algunos, en aspectos más amplios que sólo su pequeña existencia.

 

Y, por supuesto, en los momentos de dolor y enfermedad también la espiritualidad se puede ver cuestionada, renegada o fragmentada, sentimientos habituales  de rabia, frustración, impotencia y culpa de acuerdo a la etapa de impacto del diagnóstico, que de una vez que la adherencia a los tratamientos comienzan a ser rutinaria, a entregarnos seguridad y confianza, se nos instalan los sentimientos de protección, comienzan a darle a estas experiencias un sentido espiritual o inclusive de aprendizaje.

 

Es por eso que la invitación es a reconocer en nosotros en qué o en quién creeremos, cuáles son nuestros pilares de acompañamiento internos. Aprender en estos procesos a pedir, agradecer, a generar diálogos que nos permitan desahogarnos, inclusive verbalizar nuestros miedos, conflictos, angustias. Todo aquello que es parte del proceso de construcción de la espiritualidad. Puesto que ella, nos ayuda a sobrellevar nuestras cargas interiores, a vencer nuestros miedos y fantasmas, a rearmarnos en tiempos de caídas, a darnos esperanza cuando sentimos que nada ni nadie nos puede ayudar. Todos necesitamos en el dolor y en la enfermedad una mano cercana, una conversación interna pues es cuando más vulnerables nos hacemos y por ende de esa dimensión trascendente que nos permite confiar y esperar en absoluta gratuidad.

Pbro. Alejandro Fabres Fabres.

Congregación de la Misión Padres Vicentinos.

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