Testimonio Nora Berrios


Conoce a Nora, quien nos cuenta un poco de su vida y como ha transitado su enfermedad.

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VIDA PERSONAL

¿Quién eres?

Soy Nora Berrios, tengo 53 años, nací y vivo en Buin. Soy educadora de párvulos.

¿Cómo fue tu infancia?
¿Qué es lo que más recuerdas de esa época?

Lo que más recuerdo es que era libre porque vivía en el campo; jugaba mucho con la naturaleza y con mi hermano éramos súper partners. El contacto con la naturaleza me hacía crear muchos juegos; mi mamá nos dejaba ser, fui muy feliz y fue muy bonita.

¿Estás casado/a? ¿Tienes hijos?

Sí, estoy casada y tengo dos hijos.

¿Cuáles son los valores que promueves en tu familia?

Honestidad, respeto, ser generoso y siempre preocuparse del otro.

¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?

¡Manualidades! Dios me dio una especie de don artístico y sé hacer cosas muy bonitas desde chica; mosaicos, costuras, bordado... Antes de casarme y antes de la enfermedad, pintaba muchos cuadros. También me gusta hacer deporte.

¿Tienes algún sueño por cumplir? ¿Y algún sueño cumplido?

Mi sueño por cumplir es ver a mis dos hijos profesionales y verlos bien en su crecimiento. Mi sueño cumplido es haber tenido a mis hijos porque ellos son mi inspiración.

¿Cuál ha sido el momento más feliz en tu vida?

Cuando fui mamá; ese momento en que me los pasaron para que yo los tomara. También fui muy feliz cuando recibí mi título universitario.

MANEJO DE LA ENFERMEDAD

¿Cómo y cuándo empezaste a notar que algo no iba bien con tu salud?

Yo vivía muy metida en el día a día; no tenía mucho tiempo para hacer controles de salud. En cierto momento decidí ir al ginecólogo solo por exámenes de rutina y ahí me pidieron hacerme una mamografía; la hice y me la repitieron. Ahí sospeché que algo no estaba bien y comenzó mi larga historia.

¿Cuál fue tu reacción cuando te confirmaron que era cáncer? ¿Qué pensaste?

En ese momento estaba sola y tuve de inmediato fue un abrazo de una secretaria. Lo primero que pensé fue en mis hijos porque todavía son pequeños. La palabra cáncer, uno la asocia con muerte. ¡Asusta! Pero cuando es detectado a tiempo se puede curar.

¿Incorporaste otro tipo de terapias complementarias?

Continué haciendo deportes; hice danza, salía con la bici. Entendí que si estaba cansada, debía descansar; antes, para mí, no existían las siestas, el tiempo no me alcanzaba.

¿Además de los médicos recuerdas alguna otra persona que te haya ayudado especialmente?

Varias personas: el equipo médico de Oncovida me hizo sentir una persona valiosa. Una gran amiga y su hermana me ayudaron a recuperarme cuando me operaron. Claudia, mi ejecutiva del Camina Contigo, me ayudó harto. Y los profesores de los talleres de creatividad del programa, también me inspiraron mucho.

¿Te has sentido acompañado? ¿Quién ha sido tu apoyo a lo largo de todo el proceso?

Mi familia en general me apoyo mucho, al igual que mis hermanos. Hubo cosas que tuve que resolver un poco sola pero toda mi familia me brindó su apoyo y cariño.

¿Has cambiado a partir de la experiencia de cáncer?

Cambié mucho; antes andaba en piloto automático y ahora todo me lo tomo con mucha más tranquilidad. También soy más apasionada, me dedico más a entregarme a mi trabajo, a ser creativa y disfrutarlo. Cada día, al abrir los ojos, agradezco a Dios; por ver a mis hijos crecer, por estar haciendo un trabajo que me gusta… Ahora me dedico a vivir intensamente, disfrutar la naturaleza; me levanto y me agrada mucho regar mi jardín. Me detengo a ver lo que tengo en mi entorno y por eso, yo soy feliz porque la felicidad no va en lo material.

¿Podrías enviar un mensaje para las personas que están transitando esta enfermedad?

Primero que tengan fe, que no se asusten tanto y que lo tomen como una experiencia de vida por muy dolorosa que sea; uno aprende del dolor. Esto te hace ver la vida de otra forma; más intensa y es maravilloso vivirla así. Esto te enseña a valorar lo que es realmente valorable, más allá de lo superficial; el amor, la vida, respirar…

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