Testimonio César


Conoce a César, quien nos cuenta un poco de su vida y como ha transitado su enfermedad.

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VIDA PERSONAL

¿Quién eres?

Soy César, nací en Puente Alto pero toda mi familia es de Chiloé; somos 10 hermanos, de padres muy trabajadores.

¿Cómo fue tu infancia?
¿Qué es lo que más recuerdas de esa época?

Muy bonita; el estudio para mis padres era fundamental. Como éramos tantos hermanos, jugábamos y bailábamos entre todos. Hasta el día de hoy nos juntamos, siempre hemos estado muy unidos.

Estás casado/a? ¿Tienes hijos

Tengo dos hijos y con mi señora estamos súper bien; los dos somos profesores. Uno de mis hijos es abogado y el otro es ingeniero.

¿Cuáles son los valores que promueves en tu familia?

El amor por la familia, el respeto y cariño por toda la gente, y la honestidad de crecer como persona..

¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?

Salir a caminar. Además, me inscribí con mucha alegría en el programa de actividad física del Camina Contigo porque puedo compartir con otras personas y hacer ejercicios juntos.

¿Tienes algún sueño por cumplir? ¿Y algún sueño cumplido?

Mi sueño cumplido fue ser profesional; soy profesor gracias al tesón de mis padres. Otro sueño cumplido fue tener mis hijos y criarlos con los mismos valores que me criaron a mí, junto con mi señora, que me ha apoyado mucho. Y mi tercer sueño cumplido: que Dios me haya dado una oportunidad de vida para ver crecer a mis nietos. ¡Ellos me dieron la vida de nuevo!

¿Cuál ha sido el momento más feliz en tu vida?

Ver a mis hijos nacer; haberme establecido como familia; ver a mis hijos convertidos en profesionales; y ver a mis nietos nacer. Ahora también gozo cuando voy caminando por la calle y me saludan: “¡hola profe, usted fue mi profesor!”, me da mucha alegría verlos convertidos en adultos.

MANEJO DE LA ENFERMEDAD

¿Cómo y cuándo empezaste a notar que algo no iba bien con tu salud?

En el año 2012 comencé a sentir mareos, pérdida del equilibrio y adormecimiento en la cara, lo que me preocupó mucho porque nunca lo había experimentado. En ese momento, mi doctora de toda la vida no le tomó mucha atención por lo que fui con otro doctor y me hicieron un scanner donde apareció el tumor en el cerebro. Entre todo esto, me vino un accidente cerebrovascular.
Me internaron y fueron dos meses terribles; me desconectaron de todas las máquinas, me dijeron “mañana te vas de este mundo”, un cura me dio la unción y yo, al despedirme de mi familia, le decía que no lloraran porque Dios me había cumplido mi sueño de tenerlos a todos. En un momento, quedé solo en la pieza, con todo oscuro, y le pedí a Dios que me regalara la oportunidad de poder ver a mis nietos por más tiempo. Al día siguiente desperté y vi 12 hombres vestidos de blanco alrededor de mi cama, y cuando abrí bien los ojos uno dijo “hay que llevarlo a hacerle una angiografía”. Ahí descubrieron que tenía dos arterias tapadas, comenzaron el tratamiento y comencé a mejorar.

¿Además de los médicos recuerdas algún otro profesional de la salud que te haya ayudado especialmente?

Estoy muy agradecido de todos los médicos, en especial con mi doctora de cabecera, ya que me atiende súper bien.

¿Te has sentido acompañado? ¿Quién ha sido tu apoyo a lo largo de todo el proceso?

Mi familia, mi señora, mis hijos, mis hermanos, mi madre… Todos me han apoyado, están siempre preocupados. Y también mis amigos de la iglesia.

¿Generaste algún vínculo especial y que te gustaría destacar?

Con Manuelita, del Camina Contigo, ella me invitó a participar al programa, que lo encuentro maravilloso.Además, me atiende al tiro cuando me ve.

¿Has cambiado a partir de la experiencia de cáncer?

Siempre he tratado de tener mis valores bien puestos; desde joven he tenido una vida familiar. El cáncer me hizo cambiar la forma de vivir tan acelerada que yo tenía, ahora estoy mucho más tranquilo. No tomo nada de alcohol y mi alimentación es más sana. El cáncer también me enseñó a tener mucho contacto con la naturaleza y a quererla.

¿Podrías enviar un mensaje para las personas que están transitando esta enfermedad?

Tengan mucha fe; uno piensa “¿por qué a mí?” o “Dios me abandonó”, pero debemos tener mucha fe y hacer lo que indican los médicos. Solo debemos orar y aferrarnos a la vida, ¡porque es muy hermosa! También debemos aferrarnos a nuestros seres queridos porque ellos siempre van a estar con nosotros. Luchar hasta el final, no echarse a morir.

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