Patricia nos comenta que sus primeros acercamientos a la Estética Oncológica se dan porque el centro de estética donde atendía estaba en frente al Instituto FALP, entonces “empecé a pedirle a las niñas que trabajaban conmigo, a la chica de peluquería, la manicurista, ‘oye, porque no le hacemos un cariñito’, y eso hizo que a mí se me despertara la inquietud por generar un espacio para ellas, las pacientes oncológicas”, expresa Patricia.

Sin embargo, Patricia se dio cuenta que por más que hiciera ese trabajo con dedicación estaba haciéndolo mal, “leyendo me di cuenta de que lo que hacíamos, por mucho que lo fuera con cariño, quizás no era lo adecuado y era riesgoso para ellas, exponerlas con los productos que se ocupaban”, explica Patricia.

La estética oncológica ayuda a fortalecer la confianza y el amor por tu cuerpo. Este “autocuidado físico” aporta fortaleza emocional, al minimizar, en la medida de lo posible, los cambios físicos derivados del tratamiento oncológico, podemos afrontar con más fuerza el tratamiento, recuperando la seguridad en uno mismo y mejorando la salud emocional y calidad de vida.